domingo, 8 de septiembre de 2013

EULOGIO SERDAN EN LA REVISTA ATENEO EN 1918

Publicó un artículo titulado "Reseñas Históricas de las Medallas de la Batalla de Vitoria".
He aquí un resumen.
Todo comenzó en las Cortes de Cádiz, el uno de julio de 1813. En la sesión de ese día José Domingo Rus, diputado por la provincia de Santa María (Maracaibo) propuso que se acuñara una medalla conmemorativa del triunfo del Duque de Ciudad Rodrigo (el Duque de Wellington). Se le contestó que el estado de la hacienda nacional no permitía esos dispendios. Al dia siguiente, Mariano Rodríguez Olmedo, diputado por la provincia de Charcas (actual Perú), volvió a insistir sobre la misma cuestión pero con una importante diferencia su compromiso a financiar la emisión del galardón por su cuenta, en nombre de la provincia a la que representaba. Tan bien cayó la propuesta que el uno de agosto del mismo año se emitía la orden de acuñación de la famosa medalla. El 16 de enero de 1814, Mariano Rodríguez Olmedo dio cuenta de que ponía a disposición de los secretarios de las Cortes un número de medallas (sin concretar) y se procedió a su reparto. Se supone que casi todas ellas se distribuyeron entre la Regencia y los miembros y personal de las Cortes.
Eulogio Serdán tuvó la colaboración de Manuel Gómez Imaz, cronista de la provincia de Sevilla, Luis de Garitagoitia, experto numismático y Vicente Martínez Boch, director en 1918 de la revista Coleccionismo. Había dos modelos distintos para conmemorar el mismo hecho.
En los dos ejemplares el anverso es idéntico: el busto de Wellington con la leyenda WELLINGTON DUQUE DE CIUDAD RODRIGO. Los reversos tienen en común la leyenda TRIUNFO DE VITORIA, pero en uno de ellos aparece la Victoria representada por una joven alada con una corona de laurel y una palma pasando por el campo de batalla mientras en el otro la Victoria esta sobre un pedestal. Éste y otros muchos detalles, como datos del grabador Félix Sagau y Dalmau, los exergos, tamaños, pesos, están detalladamente expuestos en el artículo que resumo, donde también se reproducen los clichés facilitados por la ya mencionada revista especializada. Se hicieron cien unidades en oro y más de trescientas en plata, no se sabe el número de las de bronce.
Según parece hay dos modelos porque se supone que se estropearía el troquel del primero.
Después las gestiones de Longa cristalizan en la Real Orden del dos de abril de 1815 creando la Cruz de Distinción, con un diseño totalmente distinto a los comentados, y el Real Decreto de treinta y uno de marzo de 1914 declarando oficial la Medalla de la Batalla de Vitoria.
Eulogio Serdán no se mostró muy conforme con el hecho de que la junta creada para la erección del monumento a la batalla que hoy vemos en la plaza de la Virgen Blanca confeccionara sus propias relaciones de candidatos a la dichosa condecoración, cuando dicho trámite correspondía, según el real decreto, al ayuntamiento. Eulogio Serdán lo calificó de ""asuntillo" al parecer insignificante" y va con segundas. El reparto de medallas provocó reclamaciones, como era de esperar.
Apuntes sacados de un artículo de Arintxintxua

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