lunes, 10 de diciembre de 2012

BEETHOVEN, 1813

La única que terminó en 1813 fue La batalla de Vitoria encargada por Maelzel con destino al órgano mecánico pomposamente llamado la "panarmónica". La victoria de Wellington en Vitoria le proporcionó un pretexto de actualidad que aprovechó hasta el límite utilizando el God save the King, el Rule Britania y, para evocar al ejército napoleónico, el Mambrú se fue a la guerra, que ningún francés cantaba.
Como por entonces Maelzel pensaba llevarle con él a Inglaterra, aquel mensaje adulador al pueblo británico le parecía un acto de buena política, aunque el conjunto de la obra -como reconocía- fuese una "estupidez".
Ahora bien, esa "estupidez", orquestada porteriormente con cañonazos obligados, iba a obtener un gran éxito y, claro está, satisfactorios resultados financieros, de los que Maelzel pretendia reservarse la exclusiva.
En el colmo de la mala suerte, Beethoven, que jamás iría a Inglaterra, perdió también el tiempo al dedicar su obra al principe regente, el futuro Jorge IV, quien ni siquiera se dignó acusar recibo, lo que permitió al compositor este comentario final: "¡Por lo menos podía haberme mandado una tortuga o un cuchillo!..."
Sacado del libro de André Gauthier "Beethoven" de ESPASA-CALPE, 1983
 
ga.js