lunes, 27 de enero de 2014

ALGUNOS REFRANES Y DICHOS ALAVESES

El perrico (de) San Roque no tiene cola, porque se la (ha) comido la Caracola.
El pico Marinda se está cayendo; todos los basaberos (vecinos de Urbina de Basabe) lo están tuviendo. (Valle de Cuartango).
Tres casas tengo en Vitoria,
y si me quejo es de vicio;
la cárcel, el hospital,
y la mitad del hospicio.
El que no se consuela es porque no quiere.
Encárnau por Castilla, mañana buen día; encárnau por Navarra, aire o agua. (Pronóstico del tiempo en la Montaña alavesa).
Médicos y boticarios
no van a misa mayor,
porque dicen los difuntos:
-Ya viene quien nos mató.
El yerro del médico, la tierra lo tapa.
En el mes de enero se heló el agua en el puchero.
En el mes de enero, siembra el ajo el ajero.
En enero y febrero busca la sombra el perro; en marzo búscala el asno.
Enero helado; febrero transtornado; marzo airoso, y abril lluvioso: sacan a mayo florido y hermoso.
Enero quita el sebo, febrero y marzo lo descoyuntan, y abril y mayo se llevan la culpa.
En esta tierra cuca, el que no trabaja, no manduca.
El veinte de enero, San Sebastián el primero. Detente, varón, que el primero es San Antón. Hombre, mira lo que dices, que primero es San Felices. Y, si vamos a leyes, antes son los Reyes.
El vino de Elvillar, beber y pagar.
Alavés, educado y cortés.
Antoñana... antoñanón, largos de comida, cortos de sermón.
Buen trigo hay en Babio... falta les hará a los de Izoria.
Calleja  vive en el portal de Arriaga. (Expresión vitoriana procurando silencio)
Cuando Babio amasa, el agua en casa.
Judios de Labastida
no vayais de Briñas a Haro;
que os saldrán al camino
y os podrán cortar el rabo.
Rabudos los de Laguardia,
judios los de Elvillar,
que vendieron a San Roque
por un currusco de pan.
De Genevilla salieron
y por Laguardia pasaron
y en Labastida comieron
Los que a Cristo sentenciaron.
No es lo mismo "Gabino ven", que "venga vino".

domingo, 19 de enero de 2014

VITORIA, 1844

Si Azorín describe la llanada alavesa como una zona de transición entre el eclecticismo del paisaje vasco y el incipiente panorama de Castilla, Vitoria viene a ser el espejo en que ésta se mira. Una Vitoria que aúna en su geografía urbana la "ciudad vieja" que llamó Julio Caro Baroja y la ciudad moderna crecida en su entorno, sin destruir apenas su pasado medieval.
Y es que, salida apenas de la primera guerra carlista, en la que llega a sufrir un sitio. Vitoria presenta en 1844 una extensión urbana muy diferente a la actual, y bastante más reducida, con 1221 casas en las que se encuentran censados 4974 vecinos y viven 9553 almas. Sus limites apenas rebasan el ámbito medieval formado por las calles gremiales y los conventos extramuros de Santo Domingo y San Francisco (del siglo XIII), y de Santa Clara y San Antonio (principios del XVII), y por el ensanche neoclásico efectuado hacia el sur a finales del siglo XVIII, integrado por la Plaza Nueva levantada por Justo Antonio de Olaguibel y por los Arquillos. Elementos tan centricos hoy en día como la Florida, el Palacio de la Diputación o el Hospicio formaban la divisoria con un mundo agrícola cuyas huertas y campos perfilaban un cinturón muy diferente al industrial que bordea la ciudad en nuestros días.
Se trata de una ciudad en lenta transformación, que se recupera de una guerra de seis años de duración, que asimila la Desamortización eclesiástica de Mendizabal por la que edificios y propiedades religiosas habían pasado a manos del Estado. Una ciudad que comienza un cambio de imagen que conduce, entre otras actuaciones, al inicio del derribo en 1820 de las murallas de Cercas Bajas, en la actual calle Siervas de Jesús, y al embocinado del río Zapardiel; en 1822, a la urbanización de la calle Diputación, Prado y de la plaza del Convento de San Antonio; y que no duda en demoler la Iglesia de San Ildefonso en 1839, tras el informe favorable del arquitecto Martín Sarácibar, para contribuir a las obras de fortificación de un conflicto bélico que estaba a punto de finalizar. Aunque éste no sería el único derrumbe, ya que por estas fechas también sería desmantelado el Convento de las Clarisas.


Sacado de un artículo de Carlos Ortiz de Urbina Montoya publicado en la GACETA MUNICIPAL DE VITORIA-GASTEIZ Nº 131 del 25 de septiembre de 1999

sábado, 11 de enero de 2014

PUENTE DE LA MARQUESA

El 4 de abril de 1964 un camión cargado de paja que transitaba aquella noche por Beato Tomás de Zumárraga y tomó dirección de Siervas de Jesús, derribó el llamado puente de la Marquesa. Se trataba de una pasarela que unía la casa de los Verástegui-Zabala, sita en la calle Herreria con la finca o jardín perteneciente a la misma familia que alcanzaba hasta las cercas bajas, y que le había sido autorizada su instalación en 1830.
El camión autor del estropicio tenía la matricula VI-11315.
El alcalde D. Luis Ibarra se personó rápidamente en el lugar del suceso.
Siempre he añorado mucho este puente.
Sacado del nº 1 de la revista "EFEMERIDES VITORIANAS" de diciembre de 1995

lunes, 6 de enero de 2014

LA POCHANGA

Si quieres divertirte hoy en Vitoria
sé yo un sitio
que es la gloria;
con ir a la Pochanga, nada más,
satisfecho
quedarás.
¡ Ay, que bién marcan el schotis
los que a la Pochanga van,
y qué juego de caderas
y qué forma de bailar!
y si te tocara una
que se ciñe de verdad,
le trastorna la cabeza
sin poderlo remediar.
Alli va la Sinforosa,
que es saquera muy formal,
aunque el novio le ha sacado
de la crisis de fumar.
Más si un día esta de "monos"
y la quiere piropear,
le sacude un par de tortas
y se queda tan "frescal".
Schotis sacado de la revista "Efemerides vitorianas" de enero de 1996
La Pochanga se encontraba en la década de los años 20 en la calle Francia casi enfrente de la plaza del ganado, donde durante tantos años después estuvo la Estación de Autobuses y ahora está el Artium.
 
ga.js