martes, 16 de julio de 2013

ALIMENTACIÓN VITORIANA

A finales del siglo XVI, fray Juan de Victoria se lamentaba de lo mucho que había cambiado la sociedad vitoriana en relación a su pasado más inmediato. Una de las manifestaciones del cambio tenia que ver precisamente con los usos alimentarios pues "...conocimos a nuestros abuelos y padres -decía- con ser muchos de ellos hacendados, parientes mayores, caballeros hidalgos y lo más granado del pueblo, traerse tan a lo llano cuando no lo creerán hoy sus nietos...(...)...que con no beber vino ni comer casi carne fresca eran tan recios que yo les veía pasar con un poco de pan muy bazo y con agua algún puerro o cebolla, alguna legumbre con algún poco de tocino o cecina de oveja o buey, etcétera. Y ahora veo que ni les bastan vinos, capones, todo el mar y las arenas, y así se han dado y dan tanto a la gula que no son para nada sino para parlar...".
Exageraba sin duda nuestro fraile, puesto que, aunque ciertamente para algunos de sus paisanos la alimentación fuera un signo más de ostentación social, aún deberán pasar varios siglos hasta que la mayoría de los ciudadanos pudieran cubrir de forma regular la pura necesidad biológica de comer. Las crisis de subsistencias y las múltiples causas estructurales y coyunturales que las producían, siguieron presentes durante toda la Edad Moderna. No olvidemos que los más sonados motines que se dieron todavía en el siglo XVIII español, tuvieron como origen la carestía de los artículos de primera necesidad.
Sacado del artículo de Charo Porres de la GACETA MUNICIPAL DE VITORIA-GASTEIZ del 17 de febrero de 1996

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