domingo, 18 de noviembre de 2012

INFANCIA DE IRADIER

 A las seis de la mañana del 6 de julio de 1854 venia al mundo Manuel Iradier y Bulfi en el número 6 (ahora 3) de la Plaza de España (Plaza Nueva) de Vitoria. Era el quinto de seis hermanos de los que sólo tres, Emilio ( que finalmente se suicidaría en Bilbao tras una vida desgraciada), Rosa y Manuel, sobrevivirían a la infancia.
Cuando el pequeño Iradier era un párvulo de cuatro años de edad perdió a su madre, Amalia Balbina Bulfi, debido a una pulmonía. Al poco también vio partir a su progenitor, Pedro Valentín Iradier, que, incapaz de criar a sus hijos, marchó a Burgos, donde se estableció pocos meses después del deceso de su esposa, sin que se sepa si continuó con su oficio de sastre u ocupado en algún otro negocio. Falleció poco después. Así que Manuel Iradier tuvo una infancia marcada por la orfandad, que ayudó a convertirlo en un niño solitario y soñador. Tras la desaparición de sus progenitores, Iradier y sus hermanos pasaron a habitar en la calle Postas, en el piso más alto de una casa que pertenecía a sus acaudalados tios paternos, Eusebio Iradier Arce y Vicenta Medrano. Se trataba de una pareja estricta y de arraigadas creencias religiosas que se empeñó desde un principio en que su sobrino menor, el pequeño Manuel, se convirtiera en sacerdote, y a este empeño orientaron sus esfuerzos. Casi desde un primer momento, al parecer, sus tíos enviaron a Iradier al Cantábrico -a Mundaka-, donde se educó bajo los auspicios de un cura severo cuya labor era orientar al niño hacia la carrera eclesiástica. No escaseaban los castigos físicos y la mano dura. Si embargo, el clérigo y los tutores erraron en sus predicciones. Sólo consiguieron que, deseoso de una libertad que no conoció en sus primeros años, Iradier dirigiera sus ensoñaciones y anhelos al horizonte del mar, estimulado sin duda por las leyendas de los marineros y pescadores entre los que jugó y creció. Para desesperación de sus parientes, la voluntad de Iradier era más férrea cada día. Regresó a Vitoria y no cejó hasta que le permitieron matricularse en el Instituto de Segunda Enseñanza en septiembre de 1865; tenía once años y su imaginación y capacidad para tomar decisiones excedían ampliamente las del resto de infante de su edad.
 Sacado del libro Apuntes de la Guinea de Miguel Gutiérrez Garitano IKUSAGER EDICIONES SA 2011

jueves, 1 de noviembre de 2012

INICIOS DE LA RECONQUISTA

En el "Ajbar Machmua", podemos leer como el emir Uqba (734-741) "conquistó todo el país hasta llegar a Narbona, y se hizó dueño de Galicia, Alava y Pamplona".
No ha de interpretarse como sometimiento de Álava a los musulmanes. Los árabes se limitaron en aquella ocasión a conseguir la capitulación de los habitantes de aquellas tierras y a imponerles una serie de tributos. Las aceifas o expediciones guerreras de los musulmanes se repetian ininterrumpidamente, lo que podría significar que los alaveses dejaron pronto de pagar los tributos y que los musulmanes no llegaron a establecer un dominio estable sobre la zona.
Alava en esta época seria una avanzada del reino astur. Los habitantes de la Llanada alavesa tenían el enemigo a tan sólo 20 kilómetros, es decir, al otro lado de las Conchas de Haro.
Según las crónicas, Alfonso I (739-757) era hijo del duque de Cantabria y este ducado parecía extenderse hasta Álava. Pronto estas relaciones se fortalecieron debido al papel fronterizo que jugaría Álava frente al Islam. La "Crónica de Alfonso III" menciona campañas de Alfonso I que tienen lugar en suelo alavés y los textos árabes nos narran multitud de aceifas contra Álava y al-Quilé o Castilla. El  cronista árabe Ibn Idhari escribe: "Y en el año 208 (823) tuvo lugar la algazua de Alaba y Al-Quile, que la algazuó Abdylcarim Aben Abd-I-Guahid en la expedición de verano, y acampó en el seguer (Ribera del Ebro), y se le juntaron los ejércitos del Islam y anduvieron en variedad de pareceres sobre por cual puerta harían la entrada a la casa de la cristiandad, y acordaron que tuviese lugar por la puerta de Alaba, puesto que era aquella puerta la más peligrosa para el enemigo y más inexpugnable por su dueño, y descendieron por una garganta que se llama Guerniq, detrás de la cual había una llanura donde tenía el enemigo sus almacenes y provisiones; y cayeron las gentes del ejército sobre aquellos llanos y los tomaron, y en cuanto a las provisiones de aquellos almacenes se apoderaron de ellas, causando, además, la desolación de todos los lugares habitados y alquerías que hallaron desiertas por donde pasaban, y salieron los muslimes gananciosos y triunfantes".
Fueron muchas las aceifas y su repetición fue continua, lo que viene a demosrar la insumisión del territorio.
Entre los años 767 y 886 las crónicas árabes registran veintiuna aceifas.
Fruela I (757-769) tuvó que aplastar una sublevación de los vascones que acabó en matrimonio político. Durante su estancia en Álava, Fruela hizó prisionera a la vascona Munia, a la que lleva consigo a Asturias y con la que después casará. El hijo de ambos Alfonso II "El Casto" (791-842), destronado durante el reinado de su tío Mauregato (783-789), se tiene que refugiar en Álava entre los parientes de su madre hasta que, de nuevo, vuelva a ser elevado al trono.
La boda de Munia con el rey Fruela nos habla de la importancia de la familia de ésta, lo que nos permite imaginar la existencia de familias y personajes principales en Álava. La defensa del territorio alavés a los ataques del Islam, durante el siglo y medio largo en que la frontera estuvo al sur de Alava, nos permite comprender mejor el nacimiento del condado de Álava.
Sacado del libro HISTORIA DE ALAVA. TOMO 1 de los Orígenes a la Epoca Foral. Fernando García de Cortazar- Manuel Montero- Juan Mº Betanzos- Severino Sanchez. Editorial TXERTOA 1986
P.D. La algazúa es el saqueo, algazuó es saqueó. Ésta palabra se utilizaba en la toma de Granada.
 
ga.js